Séptimo Domingo de Pascua, La Ascensión del Señor Ciclo B

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Solemnidad de la Ascensión del Señor Lectionary: 58 Ciclo B Primera Lectura Lectura de los Hechos de los Apóstoles 1, 1-11 En mi primer libro, querido Teófilo, escribí acerca de todo lo que Jesús hizo y enseñó, hasta el día en que ascendió al cielo, después de dar sus instrucciones, por medio del Espíritu Santo, a los apóstoles que había elegido. A ellos se les apareció después de la pasión, les dio numerosas pruebas de que estaba vivo y durante cuarenta días se dejó ver por ellos y les habló del Reino de Dios. Un día, estando con ellos a la mesa, les mandó: “No se alejen de Jerusalén. Aguarden aquí a que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que ya les he hablado: Juan bautizó con agua; dentro de pocos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo”. Los ahí reunidos le preguntaban: “Señor, ¿ahora sí vas a restablecer la soberanía de Israel?” Jesús les contestó: “A ustedes no les toca conocer el tiempo y la hora que el Padre ha determinado con su autoridad; pero cua

Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo

 


Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo

Lectionary: 168

Primera Lectura

Lectura del Libro del Exodo 24, 3-8

En aquellos días, Moisés bajó del monte Sinaí y refirió al pueblo todo lo que el Señor le había dicho y los mandamientos que le había dado. Y el pueblo contestó a una voz: “Haremos todo lo que dice el Señor”.

Moisés puso por escrito todas las palabras del Señor. Se levantó temprano, construyó un altar al pie del monte y puso al lado del altar doce piedras conmemorativas, en representación de las doce tribus de Israel.

Después mandó a algunos jóvenes israelitas a ofrecer holocaustos e inmolar novillos, como sacrificios pacíficos en honor del Señor. Tomó la mitad de la sangre, la puso en vasijas y derramó sobre el altar la otra mitad.

Entonces tomó el libro de la alianza y lo leyó al pueblo, y el pueblo respondió: “Obedeceremos. Haremos todo lo que manda el Señor”.

Luego Moisés roció al pueblo con la sangre, diciendo: “Ésta es la sangre de la alianza que el Señor ha hecho con ustedes, conforme a las palabras que han oído”.

Palabra de Dios

Salmo Responsorial

Salmo 115, 12-13. 15 y 16bc. 17-18

R. (13) Alzare la copa de la salvación, Invocando tu nombre, Aleluya

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzare la copa de la salvación,
invocando su nombre.

R. (13) Alzare la copa de la salvación, Invocando tu nombre, Aleluya

Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles. 
Señor, yo soy tu siervo, 
rompistes mis cadenas.

R. (13) Alzare la copa de la salvación, Invocando tu nombre, Aleluya

Te ofrecere un sacrificio de alabanza.
invocando tu nombre.Señor.
Cumpliré al Señor mis votos, 
en presencia de todo el pueblo.
R. (13) Alzare la copa de la salvación, Invocando tu nombre, Aleluya

Segunda Lectura

Lectura de la carta a los Hebreos, 9, 11-15

Hermanos: Cuando Cristo se presentó como sumo sacerdote que nos obtiene los bienes definitivos, penetró una sola vez y para siempre en el “lugar santísimo”, a través de una tienda, que no estaba hecha por mano de hombres, ni pertenecía a esta creación. No llevó consigo sangre de animales, sino su propia sangre, con la cual nos obtuvo una redención eterna.

Porque si la sangre de los machos cabríos y de los becerros y las cenizas de una ternera, cuando se esparcían sobre los impuros, eran capaces de conferir a los israelitas una pureza legal, meramente exterior, ¡cuánto más la sangre de Cristo purificará nuestra conciencia de todo pecado, a fin de que demos culto al Dios vivo, ya que a impulsos del Espíritu Santo, se ofreció a sí mismo como sacrificio inmaculado a Dios, y así podrá purificar nuestra conciencia de las obras que conducen a la muerte, para servir al Dios vivo!

Por eso, Cristo es el mediador de una alianza nueva. Con su muerte hizo que fueran perdonados los delitos cometidos durante la antigua alianza, para que los llamados por Dios pudieran recibir la herencia eterna que él les había prometido.

Palabra De Dios


Sequencia

Lauda Sion

Al Salvador alabemos, que es nuestro pastor y guía.
Alabémoslo con himnos y canciones de alegría.

Alabémoslo sin límites y con nuestras fuerzas todas;
pues tan grande es el Señor, que nuestra alabanza es poca.

Gustosos hoy aclamamos a Cristo, que es nuestro pan,
pues él es el pan de vida, que nos da vida inmortal.

Doce eran los que cenaban y les dio pan a los doce.
Doce entonces lo comieron, y, después, todos los hombres.

Sea plena la alabanza y llena de alegres cantos;
que nuestra alma se desborde en todo un concierto santo.

Hoy celebramos con gozo la gloriosa institución
de este banquete divino, el banquete del Señor.

Ésta es la nueva Pascua, Pascua del único Rey,
que termina con la alianza tan pesada de la ley.

Esto nuevo, siempre nuevo, es la luz de la verdad,
que sustituye a lo viejo con reciente claridad.

En aquella última cena Cristo hizo la maravilla
de dejar a sus amigos el memorial de su vida.

Enseñados por la Iglesia, consagramos pan y vino,
que a los hombres nos redimen, y dan fuerza en el camino.

Es un dogma del Cristiano que el pan se convierte en carne,
y lo que antes era vino queda convertido en sangre.

 

Hay cosas que no entendemos, pues no alcanza la razón;
mas si las vemos con fe, entrarán al corazón.

Bajo símbolos diversos y en diferentes figuras,
se esconden ciertas verdades maravillosas, profundas.

Su sangre es nuestra bebida; su carne, nuestro alimento;
pero en el pan o en el vino Cristo está todo completo.

Quien lo come no lo rompe, no lo parte ni divide;
él es el todo y la parte; vivo está en quien lo recibe.

Puede ser tan sólo uno el que se acerca al altar,
o pueden ser multitudes: Cristo no se acabará.

Lo comen buenos y malos, con provecho diferente;
no es lo mismo tener vida que ser condenado a muerte.

A los malos les da muerte y a los buenos des da vida.
¡Qué efecto tan diferente tiene la misma comida!

Si lo parten, no te apures; sólo parten lo exterior;
en el mínimo fragment entero late el Señor.

Cuando parten lo exterior sólo parten lo que has visto;
no es una disminución de la persona de Cristo.

*El pan que del cielo baja es comida de viajeros.
Es un pan para los hijos. ¡No hay que tirarlo a los perros!

Isaac, el inocente, es figura de este pan,
con el cordero de Pascua y el misterioso maná.

Ten compasión de nosotros, buen pastor, pan verdadero.
Apaciéntanos y cuídanos y condúcenos al cielo.

Todo lo puedes y sabes, pastor de ovejas, divino.
Concédenos en el cielo gozar la herencia contigo.
Amén.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 6, 51

R. Aleluya, aleluya.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo, dice el Señor;
el que coma de este pan vivirá para siempre.

R. Aleluya.

 Evangelio

Lectura del santo evangelio segun san Marcos 14, 12-16. 22-26

El primer día de la fiesta de los panes Azimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le preguntaron a Jesús sus discípulos: “¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?” Él les dijo a dos de ellos: “Vayan a la ciudad. Encontrarán a un hombre que lleva un cántaro de agua; síganlo y díganle al dueño de la casa en donde entre: ‘El Maestro manda preguntar: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?’ Él les enseñará una sala en el segundo piso, arreglada con divanes. Prepárennos allí la cena”. Los discípulos se fueron, llegaron a la ciudad, encontraron lo que Jesús les había dicho y prepararon la cena de Pascua.

Mientras cenaban, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio a sus discípulos, diciendo: “Tomen: esto es mi cuerpo”. Y tomando en sus manos una copa de vino, pronunció la acción de gracias, se la dio, todos bebieron y les dijo: “Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, que se derrama por todos. Yo les aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día en que beba el vino nuevo en el Reino de Dios”.Después de cantar el himno, salieron hacia el monte de los Olivos.

 

Palabra Del  Señor


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